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Definición El insomnio se manifiesta por una disminución de la calidad y la cantidad del sueño, debido a un sueño insuficientemente recuperador. [1]
El insomnio afecta a entre el 15 y el 20% de la población francesa, la mitad de ellos de forma grave.2] Además, el insomnio aumenta con la edad.
El insomnio puede ser transitorio cuando se produce episódicamente una o dos veces por noche, o crónico cuando se produce más de 3 veces por semana durante al menos tres meses.
Se dice que es primario cuando su causa principal es el estrés, el desfase horario o la ansiedad. Se dice que el insomnio es secundario cuando sus causas son una patología psiquiátrica, una patología médica o están relacionadas con el consumo de drogas u otras sustancias que pueden alterar el sueño.
Entre las afecciones médicas se incluyen la artrosis, la artritis, la fibromialgia y, de forma más general, el dolor inflamatorio.. El dolor inflamatorio suele empeorar en la segunda mitad de la noche, debido al ritmo discontinuo de producción de cortisol por parte de las glándulas suprarrenales, que se encarga de inhibir la secreción de prostaglandinas que desempeñan un papel fundamental en el proceso inflamatorio[3].
Las consecuencias del insomnio, sobre todo cuando se vuelve crónico, son somnolencia, irritabilidad, dificultad para concentrarse, riesgo de depresión y riesgo de accidentes de tráfico. En este sentido, el insomnio representa un peligro y una desventaja considerables[4].
El cannabidiol (CBD) es una molécula derivada de la planta del cáñamo (cannabis sativa L.) y, a diferencia del THC, no tiene efectos psicotrópicos.
En el caso del insomnio, y a diferencia de los medicamentos tradicionales, el CBD no actúa como un sedante directo. Como cannabinoide, estimula los receptores endocannabinoides CB1 y CB2 presentes tanto en el cerebro como en muchas partes del cuerpo, que actúan regulando el ciclo sueño-vigilia.
Varios estudios científicos han examinado el impacto del CBD en el insomnio. Uno de 2012[5] muestra que el CBD reduce la ansiedad y, por tanto, el sueño fisiológico no paradójico y paradójico causado por la ansiedad. Estos estados de sueño no son recuperativos y están en la raíz del insomnio.
A través de la melatonina (comúnmente conocida como la hormona del sueño), una hormona producida por la glándula pineal, el CBD promoverá un sueño más estructurado y reducirá el tiempo que se tarda en conciliar el sueño y los despertares nocturnos[6].
Otros estudios han demostrado el papel calmante y antiinflamatorio del CBD[7]. Los receptores CB1 y CB2 también regulan el sistema inmunitario y los mecanismos de respuesta antiinflamatoria, que se desencadenan principalmente por la activación de las células T (que desempeñan un papel en la respuesta inmunitaria). El CBD interactúa directamente con estos receptores, regulando el ciclo inflamatorio mediante la activación de la microglía. Como todo está relacionado, un cuerpo libre de inflamación también será menos propenso al estrés, y se producirá una relajación muscular y mental[8].
Por último, un estudio estadounidense realizado con una niña de 10 años que sufría un trastorno de estrés postraumático tras un accidente[9] y que tomó aceite de CBD para restablecer su equilibrio del sueño, también es concluyente sobre la eficacia de esta molécula: se observó una mejora gradual de su sueño y una reducción de su ansiedad a lo largo de las semanas.
He aquí lo más destacado:
Para dormir mejorUna de las formas más eficaces de tomar CBD es consumirlo en forma de aceite. Colocando unas gotas directamente bajo la lengua, el CBD se absorbe rápidamente (30 minutos) y de forma muy eficaz.
La dosis de CBD varía de un individuo a otro, por lo que es aconsejable probar la dosis aumentando gradualmente el número de gotas si es necesario, hasta conseguir el efecto deseado.